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Abrazando a mi yo del 2015

  • Foto del escritor: Luza Ruiz
    Luza Ruiz
  • hace 9 horas
  • 2 Min. de lectura

Hoy abrí una ventana en el tiempo y me encontré con mi yo de hace diez años, escribiendo con el alma abierta en 2015. Me conmovió leer sus palabras —tan sinceras, tan llenas de preguntas, tan sabias a su manera. Lo que más me asombra es la claridad con la que presentía su futuro. Mi futuro. Este presente que hoy habito.


En 2015 me preguntaba cómo sería vivir sola, si sería capaz de sostenerme emocional y económicamente. Hoy sé que sí. Lo hice. Viví sola y me fui de la Universidad de Antioquia en agosto de 2024, cerrando con amor un ciclo largo y complejo, que me dio tanto como me exigió. Y lo hice con la certeza de estar dando un paso hacia mí misma.


Ahora estoy en la Universidad Nacional, en la sección de publicaciones. Y sí: este es ese lugar amoroso, tranquilo y creativo que tanto anhelaba. Lo reconozco porque lo pedí. Porque lo soñé. Porque lo sembré con palabras, lágrimas, intuiciones y mucha paciencia.


Sigo escribiendo. Esa ha sido la constante en mi vida, la columna vertebral de todo lo que soy. Ahora, cada día, escribo a mano en cuadernos que guardo con cuidado. Hasta el 2024 lo hacía en digital, y hoy abrí el archivo del 2015 para esculcar en mis palabras y escribir esta entrada para La Magia es Azul. Lo hago de vez en cuando, como un ejercicio de memoria viva. Porque cada palabra que dejé allá atrás fue una semilla. Y hoy, muchas de esas semillas florecieron.


Releerme fue como sostenerme la mano en el pasado. Me vi hablando con los ángeles, invocando cambios, deseando una pareja consciente, soñando con una vida más plena y creativa. Me vi enfrentando con dolor y lucidez las relaciones con los hombres, reconociendo patrones, queriendo romper cadenas. Me preguntaba una y otra vez: ¿quién soy yo?


Y aunque esa pregunta sigue siendo brújula, ya no me duele tanto no tener la respuesta. Porque he aprendido que no soy una sola cosa, sino muchas. Que puedo ser la mujer que busca, que se equivoca, que ama, que escribe, que duda, que vuela y que regresa. Que soy todas mis versiones, y que todas han sido necesarias.


En ese entonces, soñaba con un blog donde pudiera publicar mis textos. Lo imaginaba como un lugar íntimo y mágico, donde mis palabras pudieran quedarse. Hoy ese blog existe: se llama La Magia es Azul y es el refugio donde voy dejando mis pensamientos, mis cuentos, mis reflexiones, mis pedazos. Escribir allí me conecta con mi niña interior y con mi adulta soñadora. Me recuerda que escribir es también una forma de vivir.


Me reconozco en esa mujer del pasado, y la abrazo. Me reconozco en la que soy hoy, y me celebro. Sé que falta camino, pero ya no tengo miedo. Porque he aprendido a caminar conmigo, con mis palabras como farol.


Gracias, Luza del 2015, por no rendirte. Gracias por escribir aunque doliera. Gracias por soñar con un espacio de luz, porque hoy lo tengo. Y no solo eso: hoy soy ese espacio.

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